The World without us (South Palencia)
This project is a half poetical, half-documentary atlas about a harsh territory located in South Palencia (Spain). From 2007 to 2012, numerous pictures of empty ruined buildings were taken thereabout. I easily imagined the whole area being wholly depopulated. Undoubtedly, some other creatures: animals, plants, even ghosts, may occupy our high place. All these new tenants have been drawn and further described through a brief handwritten text under each photograph. The project has been shown in several places, including one peculiar half abandoned village, Tabanera de Cerrato (Palencia), joining the group exhibition “Body-houses”.
La casa roja guarda unas ropas que nunca pudieron descansar tranquilas. Una vez fueron apartadas con saña del cuerpo que vestían y ahora, tanto tiempo después, los resentimientos y las heridas sin cerrar les han llevado a juntarse unas con otras hasta evocar el talle de aquel su dueño, caído en esa terrible guerra de hermanos. En vano tratan de contar sus penas a los pájaros. Las avecillas, si bien mansas y comprensivas, no entienden nada de política.
Los antiguos dueños de esta casa la abandonaron precipitadamente dejando una escueta colección de vulgares figurillas de porcelana sobre una repisa. Los nuevos propietarios fueron los musgos, líquenes y mohos; seres indiferentes no sólo a la belleza, sino a cualquier expresividad, aunque ésta fuera tosca. Desde el principio hubo incomprensión entre las partes. Las figuras fueron amargando poco a poco sus rostros mientras las manchas verdosas iban propagándose por los muros, hasta anidar en la fría e inexpugnable porcelana, y herirla de muerte.
La fiesta de los juguetes comenzó cuando el último niño de esta comarca se hizo mayor. No más golpes, lametones, roturas ni maltratos. Un viejo soldado de hojalata quedó encargado de pregonar la buena nueva de la libertad, haciendo sonar su corneta mientras patinaba. Nunca supieron los juguetes es que su dicha sería breve. Se les acabaría la cuerda tres días después sin que ellos advirtieran su final. El soldado quedó detenido, muerto, mas con en el gesto de mayor gloria.
Ahora que sus dueños se han ido; por fin es libre. Nadie irá ya más a los sembrados para comprobar si él sigue manteniendo aquella mueca de amenaza indiscriminada que tan estoicamente tuvo que adoptar. Ha llegado el tiempo de las sonrisas, de la vida hogareña y apacible, el tiempo de que pájaros amigos aniden en sus manos.
El “cristal de bruja” está formado por multitud de esquirlas de yeso que aparecen en el pálido suelo de la comarca. Cuando aquí vivía alguien, la gente pensaba que a través de tales cristales, cual si fueran espejos mágicos, venían a visitar el mundo seres ya difuntos. Tal vez hoy aquellos seres sigan apareciendo en las bodegas de la zona; pero su viaje es inútil; nadie se encuentra ya a este lado del espejo.
De poco sirvió la celestial legión de ángeles custodios. No lograron hacerse escuchar. Sus advertencias fueron inútiles. Ahora que estamos todos muertos tienen que regresar a la morada de su Padre Celestial. No todos lo consiguen, algunos han olvidado el camino, acaban marchitándose en cualquier rincón y llegan incluso a morir, pues es falso que la omnipotencia divina llegue a todos los rincones del mundo. Existen páramos vacíos por donde la divinidad nunca pasó.
Ocurrió que Dios, viendo que los seres humanos seguían ignorándole y estaban echando a perder el planeta, decidió mandarles un último profeta, mudo y servicial: su perro. Pero Dios es siempre impuntual y cuando su profeta fue alumbrado ya era demasiado tarde. En vano buscó el animal entre las edificaciones en ruina. No había nadie a quien redimir, pues el viento no necesita redención alguna.
En la azotea de la discoteca “La Baranda” tenía la Susana su nido. Allí llevaba a los mozos más apuestos del pueblo. Pronto se ganó mala fama y tuvo que huir, dicen que a la capital para ser actriz. Hoy su lecho está cubierto de zarzas, habitado por cigarras que en verano hacen un ruido machacón, como el crujir del somier bajo los cuerpos agitados.
Durante muchos años, algunas canciones prohibidas se tararearon en voz baja dentro de esta casa. Un hada, escondida en la alacena las escuchaba con curiosidad, hasta que ella misma captó su melodía; aunque nunca logró aprender su letra, por eso únicamente las silbaba. El hada silbadora continúa aún con su cantinela, aunque los habitantes del inmueble perecieron hace tiempo.
Nunca supo el motivo, pero si conocía su destino de último hombre en la comarca, en la Tierra tal vez. No era sociable y celebró la cósmica soledad. Pronto no obstante empezó a acusar la falta de compañía, echaba de menos no ser reconocido, no poder escandalizar a nadie. Quiso convencerse de que tarde o temprano se encontraría con otro superviviente. En su fuero interno el encuentro le parecía milagroso pero posible. Se vistió con ropas de payaso para llamar la atención desde muy lejos. Andaba bailando, saludando al viento y a los árboles; visto desde la lejanía parecía una pulga chillona y danzarina. Un día su frágil esperanza se derrumbó. Buscó una caravana y allí, extrañamente pudoroso, puso punto y final a su existencia.
· 31 Drawings 50 x 50 cm. Mixed media& collage
· 31 Colour photograps 13 x 17 cm.
· Handwritten tales. Pencil on Basik paper
2007-2012